Biden ordena un acercamiento a Maduro tras el aislamiento de Occidente a su aliado Putin

Joe Biden y Nicolás Maduro.
Joe Biden y Nicolás Maduro.
Rafael Gallego

Estados Unidos ha reconocido que una delegación del Gobierno de Joe Biden ha viajado este fin de semana a Venezuela para reunirse con el régimen de Nicolás Maduro para tratar, asegura la Casa Blanca, «una variedad de temas entre los que se incluye la energía y la seguridad energética». Se trata de un acercamiento que tiene como objetivo limitar la influencia de Rusia sobre Venezuela a cambio de suplir las demandas energéticas del país caribeño, hasta ahora sostenidas por Putin.

Desde la narcodictadura venezolana aún no se ha dado cuenta de este movimiento realizado desde Estados Unidos, que en la tarde de este lunes reconocía la Casa Blanca. Sobre la mesa está la posibilidad de relajar las sanciones internacionales actualmente impuestas sobre Venezuela. Se trata de un giro a la política norteamericana después de que en 2019, con Trump como presidente, se rompieran relaciones al cerrar la embajada estadounidense en Caracas tras haber denunciado el «fraude» en las elecciones de aquel año.

Fue cuando se reconoció al líder opositor, Juan Guaidó, como presidente legítimo del país. Este volantazo supone, en cambio, un duro golpe para la oposición venezolana y para un futuro libre para su población.

A raíz de aquel movimiento, Maduro se acercó aún más a Rusia, Irán y China. Las grandes corporaciones rusas bancarias y energéticas han sido decisivas para que Venezuela pudiera seguir exportando su crudo. No hay que olvidar que hablamos del que sigue siendo el país con mayores reservas de petróleo del planeta.

A Estados Unidos le interesa participar en la extracción de petróleo de Venezuela ante el alza en los precios y ante el aislamiento al que se está sometiendo a Rusia, mientras que el país caribeño necesita un socio que les permita mantener esa extracción.

Según relataba The New York Times al adelantar este movimiento, la invasión rusa de Ucrania ha motivado que Estados Unidos gire su atención hacia los aliados de Putin en Latinoamérica. En Venezuela, además, ya se están notando los efectos de las sanciones a Rusia en su turismo, especialmente a raíz de la desaparición de conexiones aéreas entre Moscú y Caracas o La Habana.

Las medidas actualmente impuestas incluyen un embargo vigente desde abril de 2019 que impude a Venezuela negociar su crudo en el mercado estadounidense. El 96% de los ingresos del país caribeño proviene de la venta de estas reservas de este petróleo. EEUU, a su vez, venía importando una notable cantidad de crudo ruso, cifrada en unos 500.000 barriles al día, que ahora busca suplir en otros mercados. Aquí entra en juego este acercamiento a Venezuela.

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